jueves, 18 de diciembre de 2008

abuela mentirosa


Puede que la enseñanza que quiera darnos es que no debemos fiarnos de nadie, pero allá cada uno con las interpretaciones. Eso sí, la historia se las trae. Y no sé si habrá sido realmente cierta, que ya lo dudo!
Cuentan que una noche una empleada de una empresa salió tarde de trabajar y fue hasta su coche, situado un par de calles más allá del lugar de trabajo, para ir a casa. Cuando llegó, se quedó sorprendida de ver sentada en el asiento de atrás de su coche a una anciana. No comprendía ni siquiera cómo había logrado entrar. Como solía ser despistada, pensó que se habría dejado las puertas abiertas. Preguntó a la anciana que qué hacía allí, a lo que respondió que estaba desorientada y que no sabía cómo volver a casa. La dijo la dirección y realmente eso estaba lejos como para ir andando. Así que la dijo que esperara un momento, que iba a llamar a su marido para decirle que llegaría tarde (en esa época todavía los móviles no eran tan frecuentes como ahora). Así que fue de nuevo a su empresa y llamó por teléfono a su marido. Éste le dijo que no se quedaba tranquilo, que no conocía a esa señora de nada y que no se fiaba. Y por más que la mujer le decía que era una pobre anciana desvalida, el marido no le hacía el menor caso. La dijo que lo mejor sería que llamara a seguridad para que ellos se hicieran cargo de la anciana y la llevaran a su casa. Después de mucho insistirla, la mujer al final optó por ir a hablar con los vigilantes de allí. Pero la dijeron que no era de su competencia porque estaba fuera del parking de la empresa, con lo cual decidieron llamar a la policía local. Había una comisaría muy cerca, y no tardaron más de diez minutos. Cuando el vigilante y la mujer iban para el coche, la policía ya estaba allí esperándola. La mujer se alarmó un poco al ver que había dos coches de policía en vez de un par de agentes nada más, puesto que no era un caso de gravedad. Pero lo comprendió todo al llegar al coche. La explicaron que hizo bien en hacer caso a su marido. La pobre ancianita desvalida era un chico de 25 años disfrazado magistralmente, que había pegado a la parte de abajo del asiento un hacha. La mujer quedó paralizada de terror al pensar en las consecuencias de lo que ella pensaba que sería un simple acto de buena fe...

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